Clima
Según la clasificación de clima de Köppen, Milán es un ciudad clasificada con un clima húmedo subtropical. En contraste con la mayor parte de Italia que tienen un clima mediterráneo, los inviernos en Milán son húmedos y fríos mientras los veranos son calientes y con bastante bochorno habitualmente. Las temperaturas medias son entre -3/+6°C durante enero y de +15/+28°C en julio. Normalmente no hay mucho viento, pero en invierno, de vez en cuando, sopla el "favonio", un viento que llega del norte (de los Alpes), de ahí que el cielo se quede totalmente despejado, con temperaturas bastante altas (15-20° C).
Son comunes las nevadas en invierno aunque con el paso del tiempo han ido disminuyendo en frecuencia y cantidad. El promedio histórico de nieve en el área de Milán está entre 35 y 45 cm. La humedad es bastante alta durante el año y la precipitación anual, concentrada en primavera y otoño, es de 900 mm (35 en) de promedio aproximado. En verano hay, de vez en cuando, aguaceros.
Demografía
Cuenta con un total de 1.308.735 habitantes y un área urbana de 4.280.820[cita requerida], en un área metropolitana de unos 7.400.000 Plantilla:Fuente OECD.
Es definida por algunos como la capital económica de Italia. No en vano, Milán es uno de los principales centros comerciales y financieros y una de las ciudades más ricas de la Unión Europea, y sede de la Bolsa de Italia. Además, la Feria de Milán es considerada la más importante de Italia y una de las principales del mundo.
Geografia de Milán
Se encuentra al oeste de Lombardía; cubre una superficie de 1.982 km2 y cuenta con una población de 3.775.765 habitantes. La provincia consta de 188 comunas. En los diez años que van entre 1991 y 2001, la comuna de Milán perdió 113.084 habitantes (8,3%).
La ciudad es famosa por sus firmas de moda y por el tradicional pastel navideño llamado panettone, las lonchas de carne empanada denominadas “cotoletta alla milanese” y el arroz amarillo por el azafrán denominado "risotto alla milanese".
Milán en el Siglo XVIII, XIX, XX
En 1713, en virtud del Tratado de Utrech, es cedida a Austria.
Tras la Revolución francesa es ocupada por Napoleón, posteriormente la ciudad se convirtió en uno de los principales centros del nacionalismo italiano, reclamando su independencia y la unificación italiana.
En 1859, Austria cedió el control al reino de Piamonte-Cerdeña, el cual más tarde se convertiría en el reino de Italia.
En el siglo XX, Milán fue el centro de la historia de Italia. Fue sede de la Exposición Universal de 1906.
Fue ciudad símbolo del socialismo: entre otros, el centro de divulgación principal del Partido Socialista Italiano, el periódico L'Avanti, establece aquí su sede. Milán fue también la cuna del movimiento fascista, que fue fundado el 23 de marzo de 1919 con el nombre de Movimento dei Fasci di Combattimento. Además, el primer programa del movimiento fascista fue en la piazza San Sepolcro.
Ciudad emblema de la Resistencia (el 25 de abril, fiesta italiana de la liberación, recuerda la sublevación general partisana del 25 de abril de 1945 que llevó a la liberación de la ciudad), fue en el segundo después de guerra, uno de los motores de la reconstrucción industrial y cultural del país. En Milán se realizaron algunos de los mayores encuentros del 68' italiano que fue el primer episodio de lo conocido como Estrategia de la tensión (el 12 de diciembre de 1969 con la masacre de la Piazza Fontana).
En el último cuarto de siglo la ciudad fue, en el bien y en el mal, centro de la política italiana: con la subida al gobierno de la clase dirigente milanesa del PSI-guiada por Bettino Craxi- al gobierno italiano, luego con el escándalo de Tangentopoli, luego todavía con la subida del empresario milanés Silvio Berlusconi, ha conducido de una coalición de centro derecha-.
Renacimiento
Durante el Renacimiento, Milán fue gobernada por los duques de las familias Visconti (hasta 1447) y Sforza (a partir de 1450), quienes mantenían a sus servicios a artistas de la talla de Leonardo da Vinci y Bramante.
Durante el siglo XV la ciudad es conquistada por el rey francés Francisco I. Tras la derrota francesa en la batalla de Pavia en 1525, Milán pasa a ser posesión española bajo el mando de Carlos V. El dominio español se extendió hasta 1713.
Milán en la edad media
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente Milán, al igual que el resto de Italia, fue ocupada por hérulos y ostrogodos. La región en torno a Milán tuvo una de las principales concentraciones de asentamientos ostrogodos en Italia.[1] En 539, durante las Guerras Góticas entre bizantinos y ostrogodos, el jefe ostrogodo Uraia saqueó la ciudad, exterminando y esclavizando a su población, y arrasando completamente sus murallas.[2] Fue finalmente tomada por el general bizantino Narsés, quien la reconstruyó sin lograr devolverle su antiguo esplendor.[3] En el 569, la ciudad fue conquistada por los lombardos,[4] quienes la mantuvieron hasta 774, cuando pasó a manos de Carlomagno.
A finales de siglo VIII, Milán logró recuperar su antigua prosperidad. En estos momentos la ciudad era gobernada por arzobispos, que más tarde fueron perdiendo el poder en beneficio de la nobleza. De la mano de éstos la ciudad se volvió próspera e importante en el siglo XI. En 1162 fue arrasada por Federico I Barbarroja, aunque se recuperó y venció a éste en 1176 en la batalla de Legnano, junto al resto de la Liga Lombarda. De esta manera comenzó un nuevo periodo de prosperidad. Entre 1277 y 1447 la ciudad estuvo bajo poder de los Visconti. Durante la peste negra del siglo XIV, Milán fue uno de los pocos lugares de Europa que no fue alcanzado por la epidemia, porque el obispo ordenó que emparedaran las tres primeras casas a las que afectó. Los muertos, los enfermos y los sanos quedaron atrapados en su interior sin distinción. El mayor auge de la ciudad fue alcanzado por Gian Galeazzo Visconti, duque de la ciudad entre 1351 y 1402.
Milán en la Epoca antigua
Milán fue fundada por los celtas del norte italiano alrededor del año 600 a. C. y fue luego conquistada por los romanos alrededor del año 222 a. C., quienes le dieron el nombre de Mediolanum.
En el siglo IV, en tiempos del obispo Ambrosio de Milán y el emperador Teodosio I, la ciudad se convirtió en capital del Imperio Romano de Occidente durante un breve período. En 450 la ciudad fue saqueada por los hunos.